Antoni Puigverd ha publicat a La Vanguardia aquest interessant article, "Lo que el ajo se llevó", que reproduïm.
Parece que el PP obtendrá el
primer puesto en las elecciones. La incógnita es si sumará o no con Vox, que
aguanta bien en las encuestas, pero no crece. A Vox no acaba de servirle de
vitamina electoral el protagonismo que ha adquirido estos días en Valencia o
Mallorca. El tremendismo y la arrogancia tienen predicamento en España (en la
derecha como en la izquierda), pero es un predicamento restringido, acotado,
sectario. Basta con observar qué ha sucedido en la esquina opuesta: el mayor
perjuicio que Podemos ha causado a la alianza que apoya al gobierno de Pedro
Sánchez es precisamente el tono de gallo irritado que había ido adoptando
Iglesias en los últimos años, acompañado del disgusto y el lamento constantes
de la ministra Montero.
La cultura de la queja, que con
los años tiende al manierismo (por no decir al barroco), ha desembocado en un
estado de mal humor muy extendido. La irritación y la altivez de determinados
líderes políticos o mediáticos (que también una parte del independentismo post
sentencia ha cultivado) se adaptan fácilmente al malestar social. Ayudan a
sublimar las dificultades de las clases medias y bajas, que están perdiendo
algo más que poder adquisitivo. También permiten encontrar explicaciones
sencillas a las incomodidades personales (por ejemplo: la separación que ha
rebajado de golpe el nivel de vida de un ex padre de familia; aquella plaza en
la que jugaban los niños, que ahora está llena de adolescentes magrebíes). Vox
ha sacado un gran rendimiento de la confrontación agresiva; de la presentación
de enemigos internos (independentistas, gais) y externos (migrantes). Y de la
caricaturización negativa: Puigdemont como Lucifer, Sánchez como Judas, Montero
como bruja de todos los aquelarres contemporáneos.
Manuel Vicent, el gran escritor y
columnista, formuló el pasado domingo en El País una brillante
metáfora, como todas las suyas. Comparó Vox con el ajo, ese tubérculo de sabor
tan potente, que se pega al aliento. Vicent recordaba que, cuando se cocina con
ese tubérculo, los demás componentes del plato pierden el sabor propio. Si hay
ajo, todo sabe a ajo. Igualmente, sostenía Vicent, en estas últimas semanas, el
PP está perdiendo sabor propio y sabe a ajo: sabe a Vox. Ahora bien, la
metáfora de Vicent era incompleta, pues olvidaba que, debido al sabor de ajo de
Podemos, el PSOE ha quedado muy eclipsado todos estos años. Hasta el punto de
que los logros económicos alcanzados en medio de una pandemia y una guerra en
Europa se han perdido a causa de la guerra cultural que Podemos ha intentado
ganar desde el gobierno, a toda costa, sin consenso social. Sánchez sabía a
Podemos y ahora cocina sólo con hierbas aromáticas (Yolanda Díaz). Confía en
que su aliento de galán no sea como el de Clark Gable, que era muy aficionado a
los platos condimentados con ajo. Pese a la imponente planta del actor, las
actrices (como ahora los votantes) pasaban un verdadero calvario cuando tenían
que besarse de tornillo con él por exigencias del guion.
5 comentaris:
Lùcid i encertat retrat polític en clau gastronómica. !!!!
En aquest cas m'agrada més el que diu Manuel Vicent que Antoni Puigvert. Això del ajo de Podemos ja és més relatiu. Potser podria tenir gust a "guindilla"? A veure a que tindrà gust Yolanda Diaz...
Jo tampoc trobo que Podemos faci olor a all però malauradament a alguna gent li sembla que sí...
No comparteixo l'escrit. No podem oblidar que PSOE és IBEX. No s'haurian aconseguit millores econòmiques, laborals, en pensions, en habitatge (tot i Joan Clos), en "ordenació" de consum (begudes ensucrades, carn amb la desqualificació de Sánchez a Garzón "ante un lucheton"....sense la participació de Podemos. Ens hauríem de la llei de l'eutanàsia i quatre cosetes més.
Tampoc m'agraden aquests articles equidistants dels extrems. Els que hem viscut la dictadura sabem el que ha costat a l'esquerra recuperar les llibertats. És un gran error posar en un mateix calaix Podemos i Vox, quan sabem el que està proposant i fent la dreta.
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