Com he dit en alguna altra ocasió soc soci de eldiario.es que per mi és un dels millors diaris del país.
Avui us proposo que llegiu un article enviat des de Nova York pel seu corresponsal Andrés Gil que parla de l'inesperat triomf del candidat a l'alcaldia de Noya York, Zohran Mamdani, en el context de l'era trumpista que viuen els EEUU i el món. ës una mica llarg però molt interessant.
La explosión política de Nueva York estos días me recuerda a la
vivida en Atenas hace diez años.
“First we take Manhattan, then we take Berlin”. La canción de Leonard Cohen
sonaba en enero de 2015 en la plaza Omonia de Atenas en el cierre de la campaña
que llevó a Alexis Tsipras al gobierno de Grecia. Y allí me encontraba yo, en
una de las primeras coberturas internacionales que hacíamos en elDiario.es, que
acababa de cumplir dos años y medio. Y también se encontraban diversos líderes
europeos para arropar al nuevo referente de la izquierda europea, entre ellos
un recién elegido eurodiputado Pablo Iglesias, que subió al escenario con el
líder de Syriza.
El ambiente que se vivía era de cambio de paradigma en una Europa dominada
hasta el momento por la troika, las reglas fiscales y los rescates draconianos
a cambio de sacrificios sociales tan grandes que destruían tanto tejido
productivo que hasta hacía improbable el pago de la deuda.
Eran años de la mal llamada austeridad que en realidad eran recortes salvajes
en los países del sur de Europa. Y Grecia dijo basta primero y luego Oxi –No– a
los memorandos de rescate.
Y lo que vino después, ya lo sabemos todos: el establishment europeo ahogó a
Tsipras para que firmara un nuevo rescate más, amenazó a Grecia con expulsar al
país del euro y al final consiguió dar la vuelta al país con el regreso de
Nueva Democracia al poder en el verano de 2019 y la implosión de Syriza.
Con el tiempo, alguien incluso llegará a decir que aquello fue una anécdota
dentro del turnismo entre los conservadores y el PASOK. Pero lo que se vivía en
aquellos días, semanas y meses de 2015 en Atenas era una verdadera explosión de
ilusión y esperanza política que se viven muy de vez en cuando en los países:
era la esperanza de un futuro mejor, la emancipación de unas reglas ilegítimas
y la reivindicación de una soberanía política frente al diktat neoliberal para gestionar la crisis de una
manera más justa.
Atenas no dormía, Syntagma estaba siempre en ebullición y parecía que el poder
era de la ciudadanía, que el demos volvía a ser el pueblo.
“First we take Manhattan, then we take Berlin”, decía la canción. Y en realidad
la letra ha sido otra: primero se tomó Atenas y luego se ha tomado Manhattan,
con diez años de diferencia. Es verdad que por el camino se perdió la
ilusión en Grecia, y lo que hace diez años parecía una ola de desborde desde la
izquierda y desde abajo, diez años después el desborde ha llegado a muchos
países desde la derecha y desde arriba.
Pero esta semana, en los 100.000 voluntarios de Zohran Mamdani que han tocado
tres millones de puertas durante la campaña para llevar el mensaje del
candidato centrado en las condiciones materiales de vida; en esos zapatos
gastados de pasear las calles desde la “república popular de Astoria (Queens)”
hasta los demás barrios de Nueva York, el nuevo alcalde de Nueva York,
acompañado de una permanente sonrisa; se percibía una explosión de esperanza y
de ilusión que me recordaba a la vivida hace diez años en Atenas.
Imagino que es lo que pasa cuando gana el que no está previsto que gane, cuando
entra en la fiesta aquel al que no invitan, cuando los que se lo han repartido
todo históricamente ven que hay alguien nuevo con el que no contaban. Y no
quieren contar.
Pero los que le han llevado en volandas desde el 1% en las encuestas hace un
año hasta ganar la alcaldía de la ciudad más importante de EEUU y una de las
más importantes del mundo, se les ha visto disfrutar toda esta semana como si
estuvieran viviendo un sueño hecho realidad.
Toda esa voluntad será suficiente para sobreponerse a las resistencias internas
de los demócratas, al poder económico de la ciudad al que quiere subir los
impuestos Mamdani o a un Donald Trump que ya ha amenazado con dejar la ciudad
sin fondos federales, como si la financiación de los estados dependiera de la
voluntad del presidente y no de la ley.
Tsipras se encontró muy solo en Europa, no le acompañó ningún
gobierno, al contrario, era el invitado indeseado en la mesa donde se gobernaba
la UE. Tsipras, además, no estaba al frente de uno de los países grandes, por
tamaño, de Europa. Y al final lo tumbaron.
¿Pasará lo mismo con Mamdani? La historia nos da herramientas para entender el
presente, pero el futuro, también el de Mamdani, está por hacer.
Mucho antes que Mamdani y Tsipras, en Italia se teorizó la tesis del compromesso storico. Lo acuñó el líder comunista
Enrico Berlinguer en 1973 tras el golpe de Pinochet y el asesinato de Salvador
Allende. Berlinguer llegó a pensar que en aquel contexto histórico no había
opciones de un gobierno monocolor de izquierdas, y que sólo una cooperación
entre el poderoso PCI y la DC podía evitar una deriva autoritaria en Italia.
Es decir, Berlinguer abogaba por la colaboración en el gobierno de Italia entre
el PCI, marginado de la política institucional italiana por el resto de
partidos a pesar de ser el segundo más votado, y la DC, algo que nunca terminó
de pasar: la respuesta de los demás partidos italianos, que sí participaban del
poder institucional en Italia y de la exclusión al PCI, fue negativa desde el
principio.
El compromesso storico como salvaguarda ante el
autoritarismo para algunos puede ser una idea audaz y para otros puede tener
música de derrota: cada contexto tiene sus singularidades.
¿Qué tendrá que hacer Mamdani para gobernar la cuna del capitalismo recortando
privilegios fiscales a los multimillonarios para mejorar la vida del resto?
¿Qué compromisos adoptará el futuro alcalde de Nueva York para ganar voluntades
frente a Donald Trump
De momento, Mamdani parece firme en su primera declaración tras la victoria, en
el Paramount Theatre de Brooklyn: “Los multimillonarios han intentado convencer
a quienes ganan 30 dólares la hora de que sus enemigos son quienes ganan 20.
Quieren que nos peleemos entre nosotros para distraernos de la tarea de
reformar un sistema que lleva mucho tiempo roto. Nos negamos a que sigan
dictando las reglas del juego. Juntos daremos paso a una generación de cambio.
Y si abrazamos este valiente nuevo rumbo, en lugar de huir de él, podemos
responder a la oligarquía y al autoritarismo con la fuerza que temen, no con la
complacencia que ansían. Después de todo, si alguien puede mostrarle a una
nación traicionada por Donald Trump cómo derrotarlo, es la ciudad que lo vio
nacer. Y si hay alguna manera de aterrorizar a un déspota, es desmantelando las
mismas condiciones que le permitieron acumular poder. Así no solo detendremos a
Trump, sino también al próximo”.
¿Podrá Mamdani resolver graves problemas de la ciudadanía y, al mismo tiempo,
convertirse en un antagonista de Trump y en un ejemplo de cómo afrontar la
batalla contra la ultraderecha y la ola reaccionaria?
Eso es lo que está mirando todo el mundo ahora mismo: si la resiliencia y
cultura política de Mamdani serán suficientes ante el tsunami que supone Trump.
Y es una respuesta que solo el tiempo podrá dar.
5 comentaris:
Josep Maria, jo tambe soc subscriptora i el vaig llegir; peró clicant aquí no se'm obra.....
A mi tampoc, Josep Maria
A mi tampoc!
sembla que no està arreglat. No em funciona
Ara si!
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