García Marquez en
su libro "Vivir para contarla" dice que "La
vida no es lo que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para
contarla”. A lo largo de mis años de lector y, en
casi todas las lecturas, siempre he
encontrado personajes femeninos de los
que me he enamorado. Son mis amores imposibles. Mis recuerdos, las novias que
no tuve.
La primera fue Clawdia Chauchat. Mujer misteriosa, bella, de ojos
tártaros. Su presencia envuelve la
escena en un halo de dulzura y atracción. Sus palabras suaves, contenidas,
dichas al oído de Hans, hacen de éste un hombre inseguro y enfermo. Se enamora
de Clawdia. Desde que la conoce tiene su pensamiento encadenado, hasta que
estalla y en la escena del Carnaval temblando
todo su cuerpo le dice:
- Je t’aime-
balbuceó- je t’ai aimée de tout temps, car tu est le Toi de ma vie, mon rêve,
mon sort, mon envie, mon éternel désir…
-Allons,
allons! –dijo ella- Si tes précepteurs te voyaient…
Y él
estalla :
- Oh, l’amour, tu sais…le corps, l’amour, la mort,
ces trois ne font qu’un…
Este capítulo en
francés de La Montaña Mágica es uno
de los más hermosos textos escritos en todo el siglo XX.
Juan González
1 comentari:
Felicidades por tu buen gusto con las novias, pues.
La rusa es uno de los personajes más atractivos de la literatura: una sombra luminosa, valga la antinomia. La enfermedad como estado propio del ser humano (El hombre, ese animal enfermo, de Nietzsche), en donde se juega la partida del amor y la muerte.
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