Cada setmana el Igncio Escolar, Director de el Diario.es, adreça una carta a tots els suscriptors on comenta i analitza el principal esdeveniment de la sermana. Són escrits clars i profunds alhora que acostumo a llegir amb molt de interès.
Aquesta setmana n'ha escrit un sobre la crisi generada al voltant de la DANA on examina les actituds i maniobres del PP que pel seu interès no em puc estar de republicar-lo a la Secció de l'ARTICLE DEL DIA. És una mica llarg però, cregueu-me, paga la pena dedicar-hi una estona.
I, per cert, si voleu recolzar i gaudir alhora d'aquest magnífic diari podeu fer-vos-en suscriptors per un cost molt reduït.
Hola, Josep
Maria
Te lo dije el
sábado pasado y no me equivoqué. Es una ley universal de la política española:
a toda gran negligencia de la derecha le sigue siempre una campaña de fango y
propaganda para eludir su responsabilidad. Pasó con el Prestige, con el 11M,
con el Yak 42, con las residencias de Madrid o con el accidente del metro de
València. Pasa ahora con la tragedia de la DANA, una vez más.
Dan igual las
víctimas. Da igual la verdad. Vale todo, cualquier cosa con tal de ganar las
pequeñas y miserables batallas políticas del día a día. No solo es obsceno. Es
irresponsable también.
Esta semana, en
Europa, han conocido un poco mejor al Partido Popular. Y a su líder, Alberto
Núñez Feijóo. Alguien que –a la semana siguiente de la victoria de Donald
Trump– es capaz de poner en riesgo la estabilidad de Europa con tal de salvar
lo insalvable: la reputación de Carlos Mazón.
Te resumo el
escenario, para entenderlo mejor.
Mazón podría
dimitir. Desde luego que sí. Motivos no le faltan: para empezar, por pura ética
personal. Para poder mirarse al espejo. Por simple responsabilidad. No lo ha
hecho y no lo hará. Él sabrá si le compensa, qué le dicta su conciencia, y si
con eso se puede dormir.
Mazón no dimitirá y
en su partido nadie se lo va a exigir. No porque estén contentos con él, que no
lo están. No porque no sepan que no tiene ninguna posibilidad de resucitar.
“Feijóo sostendrá a Mazón para no darle un triunfo a Sánchez”, tal y como contó en su portada el periódico La Razón.
Es así de simple.
Es así de duro. Feijóo no quiere que Mazón dimita porque eso sería tanto como
aceptar la realidad que ya conocen todos los valencianos medianamente
informados: que fue el negligente president de la Generalitat quien lo hizo
rematadamente mal. Que fue Mazón, y solo él, quien mantuvo su agenda como si no
pasara nada, tras la alerta roja de la AEMET. Que fue Mazón quien, esa misma
mañana de la tragedia, criticó a la Universitat de València por suspender las
clases. Que fue Mazón quien ese día se pasó cinco horas
desaparecido; según su última explicación, que llega tras varias mentiras, en
una comida de tres horas con una periodista. Que era su gobierno el responsable
de gestionar esa emergencia y es casi imposible hacerlo peor.
Así que no, Mazón
no dimitirá “para no darle un triunfo a Sánchez”, según ve el mundo Feijóo.
Hay otro motivo: el
poder de la Generalitat. Si Mazón dimite, su reemplazo no es automático. Hay
que votar una nueva investidura en las Corts valencianas y el PP no tiene la
mayoría suficiente: depende de Vox. De caer Mazón, Feijóo sabe que es posible
que esa crisis política provoque un adelanto electoral. Y el PP no está hoy
preparado para medirse en las urnas en la Comunitat Valenciana, después de su
incompetente gestión.
Por eso Mazón no ha
dimitido. Por eso no dimitirá. Y por eso el Partido Popular ha puesto en marcha
una nueva estrategia de distracción. A ver si tienen suerte y le dan la vuelta
al marcador. A ver si encuentran otro culpable, para así reducir la presión
sobre la cabeza de Mazón.
Hay otra ley
universal en la política española: siempre que alguien del PP está en el
disparadero, es otro quien paga el pato.
El primer dimitido
por el Prestige fue un diputado del PSOE, por bromear con la tragedia. El
primer dimitido por la Gürtel fue el ministro socialista Mariano Fernández
Bermejo (y poco después cayó Baltasar Garzón, el primer juez que investigó esta
corrupción). El primer dimitido por las comisiones del hermano de Ayuso fue
Pablo Casado. Y el que más problemas tiene hoy con la Justicia por el fraude de
la pareja de Ayuso es el fiscal general del Estado.
Los precedentes son
muy claros. Y puede volver a pasar porque es la norma, no la excepción. Es la
táctica habitual de la derecha. Así que no descartes que la primera gran
víctima política de la tragedia valenciana sea alguien sin ninguna
responsabilidad en la negligente gestión de la emergencia: la vicepresidenta
Teresa Ribera.
¿La responsabilidad
de Ribera en esa emergencia? Ninguna. Sirva como ejemplo lo que ha ocurrido
esta semana, con la segunda DANA en Andalucía, Catalunya y Comunitat
Valenciana. Esta vez sí, se hizo caso de las advertencias meteorológicas. Se
mandó a la gente a su casa y se cerraron los colegios en las zonas de riesgo.
Se prohibió el tráfico rodado. Se enviaron a tiempo las alertas a los teléfonos
móviles. Y todo esto lo hicieron los respectivos gobiernos autonómicos, no
ningún ministerio: porque es su responsabilidad y porque también son las
autonomías quienes cuentan con las herramientas para ejercerla.
Si se hubiera
gestionado igual la primera DANA en Valencia, si se hubieran tomado entonces
esas medidas, ¿cuántas víctimas se habrían evitado?
Nadie se acordó de
Teresa Ribera ni el martes de la tragedia, ni el miércoles, ni el jueves… No
fue hasta el pasado fin de semana –poco antes de la masiva manifestación en Valencia
contra Mazón– cuando el PP empezó a lanzar el fango contra ella.
Esta semana, Ribera
pasaba su “hearing” en el Parlamento Europeo, antes de su nombramiento como
vicepresidenta y comisaria de la UE. Una suerte de examen al que se someten
todos los políticos antes de entrar a formar parte de la Comisión Europea, el
gobierno de la UE. Y aprovechando ese desfiladero, el PP disparó toda su
artillería contra ella.
“Un espectáculo de
mierda”, definió esa sesión la prensa internacional.
Estupefactos al comprobar cómo los eurodiputados del PP intentaban enfangar a
Ribera.
La guinda a ese
pastel de mierda la puso Esteban González Pons, en una de las declaraciones más
cínicas y rastreras que se recuerdan.
- González Pons: “Destaco la contradicción terrible que vivimos aquí al lamentar la muerte de más de 200 personas, incluyendo muchos niños, al tiempo que en la habitación de al lado premiamos con una vicepresidencia de la Comisión a la ministra del Gobierno de España que es la competente en inundaciones”.
A esta jugada sucia
del PP, se sumó el líder en el Europarlamento del PP Europeo, Manfred Weber.
Que aprovechó la excusa para lanzar un órdago a su propia compañera de partido,
Ursula von der Leyen, menos partidaria que Weber a los acuerdos con la extrema
derecha.
El pacto que hace
unos meses alcanzó Von der Leyen con todos los gobiernos de la UE y con los
principales grupos en el Parlamento Europeo es el habitual en Europa: un
gobierno liderado por la derecha –a la que pertenece Von der Leyen– pero
respaldado por socialistas y liberales. Una Comisión Europea con una número 1
conservadora, pero con una socialista de número 2: Teresa Ribera.
La presión de
Feijóo y de Weber ha puesto esa futura comisión en entredicho. De momento, se
ha retrasado su nombramiento y el del resto de los vicepresidentes hasta el 20
de noviembre, cuando está previsto que Ribera comparezca ante el Congreso de
los Diputados.
El PP europeo le ha
puesto una condición a Ribera para dejar de bloquear su nombramiento: que se
comprometa a dimitir si resulta encausada por la DANA de Valencia.
Y es importante
conocer este dato. Teresa Ribera hoy está aforada ante el Tribunal Supremo,
como vicepresidenta del Gobierno de España. Pero en caso de ser nombrada para
la Comisión Europea, perderá su aforamiento: podrá ser encausada por cualquier
juez, cualquier tribunal que acepte la denuncia que –con seguridad– presentarán
los ultras de Manos Limpias.
Hay un matiz
importante en la petición: el PP europeo habla de que sea “procesada”, que no
es lo mismo que imputada. Pero incluso así, aceptar esa condición con la forma
en la que hoy funcionan algunos jueces en España es casi suicida.
Hay otro problema
más para Ribera. Si finalmente el PP europeo logra forzar una votación
individual de cada vicepresidencia, el voto será secreto. Y en el
Europarlamento la derecha y la extrema derecha suman más que la izquierda y los
liberales. El riesgo de que Ribera se convierta así en la primera víctima
política de la DANA es, por tanto, bastante alto.
Pero las
consecuencias para Europa son aún mayores que lo que supone para España perder
un puesto así. Tumbar a Ribera implica también dinamitar el pacto que orillaba
a la extrema derecha antieuropea. Todo esto, en vísperas de la llegada al poder
en EEUU de Donald Trump. Es eso lo que está poniendo en riesgo el PP con esta
jugarreta.
Si el Parlamento
Europeo veta a Ribera como vicepresidenta de la comisión, Feijóo podrá vender
en España que es Europa quien la condena: quien considera que ella es la
principal responsable, y no Carlos Mazón.
Un Carlos Mazón que
este viernes, por fin, compareció ante las Corts valencianas. Donde mintió a manos llenas, para eludir su
responsabilidad.
En esta
comparecencia, Mazón dio las gracias al rey, a la Comunidad de Madrid y hasta
al chef José Andrés por su ayuda. No así al Gobierno de España. Será que las
Cercanías, la alta velocidad o la AP7, se han arreglado solas.
Pero su frase más
terrible fue cuando realizó su gran diagnóstico: “Falló el sistema entero”,
asegura Mazón. Y no. No fue eso lo que ocurrió.
Lo que falló ese
trágico martes, 29 de octubre, no fue el sistema: fue el gobierno de la
Generalitat Valenciana. Empezando por su president, que estuvo desaparecido de
forma irresponsable en las horas clave.
Lo dejo aquí por
hoy. Gracias por leerme. Gracias por tu apoyo a elDiario.es
2 comentaris:
Jo ja en soc subscriptora des de fa 2 anys i realment val la pena. Els articles estan molt ben documentats i han publicat informacions en primicia que després ja han sortit a la llum.
El cinisme de la dreta és inesgotable.
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