"Usted no recuerda, pero nosotros no olvidamos."
Hay personas que con el paso del tiempo cambian o
cambian sus actitudes. Algunas quizás modifican la percepción que tienen de las
cosas; otros, con el paso de los años, adquieren la experiencia, la maduración
que les hace vivir con su entorno con la capacidad reflexiva que incluso les
permite comprender lo que nunca se habían propuesto entender. No es su caso,
señor Guerra...
Parece que usted no sólo no ha adquirido esa madurez
contemplativa y reflexiva, sino que, además, ha perdido la memoria. Ayer, en su
intervención en Onda Cero, afirmó que las escuelas y centros educativos de
Cataluña hace 40 años que están controlados por un profesorado sectario que se
dedica a adoctrinar su alumnado de manera fascista, a la manera de Adolf Hitler
y sus juventudes hitlerianas. Con sus afirmaciones de ayer, señor Guerra, usted
me insultó, me agredió y, por ello, ahora dejaré de hablar de usted para
hablarle de mí.
Sabe, yo soy catalana por obra y gracia del Caudillo
de España. Soy de esa generación que nació en Cataluña porque los fascistas
asesinaron o persiguieron a nuestros abuelos. Soy hija y nieta de aquellos
andaluces que consiguieron rehacer su vida lejos de una Andalucía sometida a
los terratenientes falangistas, que crearon un hogar en una tierra que se tuvo
que rehacer de la represión franquista y que colaboraron en la creación de la
escuela pública catalana a finales de los años 70. Una escuela pública, señor
Guerra, que contó con un consenso político y social en el que participaron la
mayoría de familias proletarias venidas de Andalucía y que fue un modelo
surgido de una decisión democrática.
Sabe, yo soy de esa generación nacida en 1970 que no
fuimos escolarizados en catalán, que todavía sufrimos las lecciones de maestros
franquistas, que crecimos en plena transición, que pasamos miedo la noche del
23-F y que vivimos el entusiasmo de nuestros padres el día que ustedes, los del
PSOE, ganaron las elecciones. Soy de esa generación que, mientras usted llegaba
a ser vicepresidente del gobierno, trabajábamos para estudiar en la
universidad.
Como le decía antes, señor Guerra, ayer me agredió,
pero no sólo a mí... Ayer, usted escupió sobre la memoria de todos los muertos
en manos del fascismo español; insultó a todos los padres y madres que han
colaborado en la construcción de un modelo educativo consensuado; agredió a
diferentes generaciones de profesionales de la educación que, desde 1975, han
trabajado para que la educación en Cataluña sea siempre el garante de la
transmisión y consolidación de los valores propios de una sociedad democrática.
Usted, con su actitud beligerante, no es nadie para
situarme, a mí y a todos mis compañeros de profesión, a la misma altura que a
los asesinos de nuestros abuelos. Usted, protagonista del primer caso de
corrupción del gobierno socialista, no puede acusarnos de desarrollar desde las
escuelas un movimiento prefascista. Usted, hijo de militar, que justifica las
cargas policiales contra nuestros conciudadanos no puede acusarnos de ser
despreciables.
Y es que usted, señor Guerra, no ha cambiado: sigue
viviendo de la agresión verbal, de la mentira injuriosa, de la difamación
injustificada... Porque tal vez usted ha olvidado que un día ejerció de
socialista, pero nosotros recordamos que, en realidad, no lo fue nunca. Hoy,
con sus dictados injuriosos, usted se asocia a la extrema derecha española,
mientras nosotros, el profesorado catalán, seguimos trabajando para nuestro
pueblo. Passi-ho bé, señor Guerra!
Maribel Gómez
Profesora de Secundaria del Departament d’Ensenyament
1 comentari:
Estic totalment d'acord, jo també sóc docent i se del que parla aquesta persona.
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